Barbero de Sancti Spíritus regala cortes a domicilio a enfermos en cama
El hombre se ha ganado la admiración y gratitud del pueblo por visitar postrados en sus casas y en hospitales para alegrar su día

La crisis económica, energética y escasez en Cuba mantiene en la desesperación a la mayoría de los cubanos, pero en medio de esta situación desfavorable, actos de mayor solidaridad y humanidad se ven entre quienes padecen estas situaciones.
Uno de estos casos es el de un joven barbero en Sancti Spíritus, quien ha optado por brindar cortes de cabello sin costo a personas enfermas o con movilidad reducida.
La iniciativa fue anunciada a través del grupo de Facebook Revolico Sancti Spíritus, donde el usuario Ale Barber publicó un mensaje en el que se ponía a disposición de quienes no pueden acudir a una barbería.
“Buenos días a todos y con el permiso del administrador… Soy barbero y estaré disponible a partir de mañana para hacerle cortes a todas esas personas enfermas y encamadas que no pueden salir a un barbero y también puedo ir al hospital a hacerlo”, escribió el joven.
Ale dejó claro que su motivación no responde a intereses materiales, y que solo busca aliviar un poco las penas de las personas que ayuda, lo que le ha ganado apoyo y respeto en redes sociales.
“OJO: Sin ningún tipo de interés, solo es de corazón y para ayudar al que lo necesita… Muchas gracias”, indicó en su publicación.
“Gloria a Dios, mi amigo. Que Dios y todo lo que tienes te bendigan siempre. Yo siempre he sabido que tienes un buen corazón”, escribió una usuaria en su post.
“En mi vida he visto esto. Qué clase de corazón tienes, mi hermano. Mis saludos y respeto para usted. Y que Dios te bendiga por siempre”, escribió otro internauta.
“Ante usted me quito el sombrero. Aún quedan personas humanas y de buen corazón. Gestos como ese son dignos de admirar”, agregó un tercero.
Estos actos de generosidad no son casos aislados. En Ciego de Ávila, un hombre compró todas las guayabas que dos niños vendían para ayudar a su madre y luego se las devolvió como regalo, junto con alimentos y la promesa de continuar apoyándolos.
Algo similar ocurrió en Camagüey, donde vecinos y activistas se movilizaron para ayudar a Roelbis, un menor que vendía tamales para asistir a su abuela, logrando que pudiera dejar el trabajo y volver a disfrutar de su infancia.
También en Santiago de Cuba, varios jóvenes organizaron jornadas para repartir alimentos a personas sin hogar, motivados por la necesidad de ofrecer apoyo en una realidad marcada por la precariedad y el abandono de muchos adultos mayores.
Estas historias, que nacen desde el anonimato y la voluntad, revelan que aún en medio de la adversidad, muchos cubanos apuestan por la empatía como herramienta de resistencia.