Denuncian inmundas condiciones de un hospital en Santiago de Cuba
Para los pacientes, el riesgo de adquirir una infección en ese entorno insalubre puede ser tan grave como la enfermedad que los llevó allí
Las condiciones de insalubridad que enfrenta el Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas, en Santiago de Cuba, han provocado una ola de preocupación entre pacientes y familiares, quienes aseguran que el deterioro del centro es tan severo que pone en riesgo la salud de quienes se supone deberían recibir atención segura.
Las denuncias recientes, acompañadas de fotografías y testimonios, muestran un escenario que poco se parece a lo que la población espera de uno de los principales hospitales de la región oriental.
Las quejas fueron difundidas por el periodista independiente Yosmany Mayeta Labrada, cuyo reporte expone fallas estructurales y sanitarias en áreas donde se atiende a personas con enfermedades crónicas.
Entre las zonas más afectadas destaca la Sala 5D, donde —según los testimonios recogidos— predominan baños inutilizables, mobiliario destruido y condiciones ambientales que favorecen la propagación de infecciones.
Las imágenes muestran inodoros rotos cubiertos de suciedad, puertas tan deterioradas que apenas cierran, bañeras que no se limpian durante días, tuberías rotas que desprenden mal olor, pasillos con agua acumulada y basura visible en distintos puntos del edificio.
Un familiar, que pidió no revelar su identidad, describió la experiencia con frustración: “Entrar a un baño es un reto… y no debería serlo para un enfermo”.
La falta de higiene en hospitales —especialmente en salas con pacientes inmunodeprimidos o con padecimientos crónicos— no es un problema menor, en especial en un momento en que el país está colapsado por los numerosos infectados por dengue y chikungunya.
Médicos y enfermeros reconocen en privado que estas condiciones aumentan el riesgo de infecciones intrahospitalarias, complicaciones e incluso fallecimientos, un temor que comparten pacientes que sienten que su salud podría deteriorarse aún más durante el ingreso.
Sin embargo, lo ocurrido en el Juan Bruno Zayas no es un hecho aislado. Situaciones similares en otros centros de salud del país, como el hospital psiquiátrico con infestación de chinches, también en Santiago de Cuba, que incluso se expandió a las cuadras cercanas.
Uno de los casos más notorios fue el del Hospital Materno Infantil de Morón, en Ciego de Ávila, donde familiares denunciaron filtraciones, falta de agua, cucarachas dentro de las salas y baños clausurados.
En La Habana, usuarios del Hospital Calixto García difundieron videos de áreas con techos desprendidos, camillas oxidadas y ausencia de condiciones mínimas para el cuidado de los pacientes. En Holguín, vecinos de la zona alertaron sobre el deterioro del Hospital Lenin, donde se han reportado fallas eléctricas y filtraciones recurrentes.
Estos episodios se suman a un patrón que, según especialistas consultados por la prensa independiente, evidencia una crisis estructural: hospitales sin mantenimiento preventivo, carencia de productos de limpieza, escasez de personal y una gestión estatal que acumula años de deterioro.
Aunque el gobierno cubano sostiene que las limitaciones responden al embargo estadounidense, este no incluye medicinas ni insumos médicos, y los pacientes y trabajadores del sector afirman que muchas de las fallas provienen de la falta de inversión y de la mala administración interna.
En el caso de Santiago de Cuba, familiares denuncian que la situación lleva meses empeorando. “No es un incidente puntual; es el resultado de abandono”, comentó un acompañante, quien insistió en que las autoridades sanitarias no han dado explicaciones ni han anunciado medidas para revertir la crisis del hospital.
La preocupación es mayor en salas donde se atienden enfermedades crónicas. Para estas personas, el riesgo de adquirir una infección en un entorno insalubre puede ser tan grave como la enfermedad que los llevó al hospital. “Uno entra con un problema y puede salir con otro peor”, alertan varios familiares entrevistados por el periodista.
Las denuncias también llaman la atención sobre la falta de transparencia del sistema de salud cubano, que rara vez reconoce públicamente las deficiencias en infraestructuras hospitalarias. Organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado que la población vive con temor a reportar estas condiciones por miedo a represalias.
Mientras el régimen se sigue presumiendo ante el mundo como “potencia médica”, quienes permanecen ingresados en el Juan Bruno Zayas enfrentan un panorama que contradice la función esencial de un hospital: curar, proteger y acompañar. Para ellos, la urgencia no es solo médica, sino también humana.




