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Denuncian “maltrato” en el IPK: “Si no son extranjeros no se pueden atender aquí”

Una pareja de residentes ecuatorianos sospechosos de portar el coronavirus, recibió un trato “déspota” en el Instituto de Medicina Tropical (IPK), debido a su situación migratoria en Cuba.

La denuncia fue hecha por Rachel Cárdenas, una joven cubana estudiante de medicina, hija de los extranjeros.

La joven indicó que sus padres se acercaron hasta un policlínico, ya que tenían síntomas del COVID-19. Al llegar, fueron remitidos al IPK y trasladados en ambulancias por ser extranjeros.

“Mi nombre es Rachel Cardenas, estudiante de medicina de 4.º año de la Facultad de Diez de Octubre. Hace unas 2 horas (9:30 pm) mis padres fueron al policlinico Pasteur, donde fueron diagnosticados con sospecha de COVID-19. Ellos son residentes ecuatorianos, por lo que son llevados en ambulancia al IPK”.

Al llegar la primera pregunta que le hicieron es que si eran cubanos o ecuatorianos. Ya que si no eran extranjeros no podían atenderse ahí.

“Allí les preguntaron si eran cubanos o ecuatorianos. Le explicaron su situación migratoria y les dijeron que si no eran extranjeros no se podían atender allí. El trato fue déspota, fueron maltratados por el personal de salud de dicha institución, no les tomaron signos vitales, no les preguntaron cómo estaban”.

La joven afirma que la preocupación de los médicos era si eran o no cubanos. “El estado general de mi papa estaba mal, a ellos solo les preocupo su situación migratoria. Entonces me pregunto: ¿cómo es posible que no tengamos derecho a atender a cubanos en un hospital cubano? Hay que ser extranjero para que te traten como humano?”.

La joven, residente en La Habana, se preguntó ¿dónde queda la ética profesional y la humanidad de los médicos que presuntamente están para salvar vidas?

“Hemos perdido toda la ética y humanidad que teníamos como pueblo, me siento realmente indignada y avergonzada de pertenecer a este sistema de salud”, escribió.

Cuba actualmente registra 119 casos confirmados de coronavirus con tres muertos.

El primer cubano que falleció por la enfermedad respiratoria fue un pastor evangélico de Remedios, Villa Clara. Su nombre era Saúl Díaz y tenía 52 años.

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