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¿Eres padre?, mira estos consejos para la crianza de tus hijos

Según expone la psicóloga Maribel Martínez en su nuevo libro ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?, para alcanzar el éxito en la crianza de los hijos hay que tener en cuenta tres pilares fundamentales: el respeto, saber poner límites y las relaciones entre los distintos miembros de la familia. Esa es la regla de oro que emplea la misma en el primer libro que escribe como única autora.

Martínez ha aprovechado parte de su experiencia como terapeuta y como madre para elaborar algo similar a una guía práctica para “que el día a día de la crianza sea un poquito más fácil”: «Está, sobre todo, dirigido a padres que están un poco perdidos y no saben cómo educar a sus hijos. Cada capítulo es un clásico de los problemas cotidianos en la educación de los hijos», aseguró.

Uno de los aspectos más importantes a los que Martínez hace referencia en sus páginas es que en la actualidad “los padres se equivocan. Muchos actúan como si sus hijos y ellos estuvieran al mismo nivel y no es así. Así no se puede educar. Si no marcamos una línea divisoria, no nos respetarán”. Según la especialista, “es indispensable señalar la diferencia entre unos y otros, de forma que actuemos como padres y no como amigos. Muchos tienen miedo a ser autoritarios, que son aquellos que educan a través del miedo y el castigo, algo comprensible, y que por supuesto desaconsejo totalmente. Yo apuesto por la fórmula de hacerse respetar, no por ser padres tenemos el respeto incorporado. Y eso significa tener una actitud, no vale ser amigos de los hijos, vale ser padres». «Mostrar», continúa expresando la experta, «que somos los padres, esa autoridad competente que marcamos y dirigimos esas pautas desde la empatía, el amor y el respeto mutuo».

Para que pudiéramos entender mucho mejor lo que ella quiere transmitir, la misma explicó un ejemplo muy claro, relacionado con la comida. “Muchos padres dan alternativas al niño a la hora de la cena. Incluso, le llegan a preguntar lo que quieren o. si no quieren algo, cocinan más cosas. No tiene sentido. Nosotros somos los encargados de su salud y de su nutrición”.

La especialista aclara que si bien es cierto que a los niños nos les gusta todo, lo cual es algo normal, elaborar más platos con el único fin de que coma es algo absurdo: “Un padre que le pregunta a su hijo de cuatro años que quiere merendar le está poniendo al mismo nivel. Tiene el mismo peso su opinión que la del padre. No pasa nada porque un peque no lo haga un día. Al final, y es mi opinión, en esto, en la alimentación, la mejor educación es el hambre. Un niño que tiene hambre come, pero no les dejamos tener hambre. ¿Cómo se va a ir a la cama sin cenar? Le hago algo rico en un momento. Esa es la gran trampa”, reflexiona la psicóloga.

Y continúa diciendo: “Algo en lo que queda muy patente esta hipervigilancia de los padres es con la relación entre hermanos. Muchos cortan las discusiones antes de que sucedan. Y evitan que ese enfado evolucione. Esto puede ser peor porque el problema se enquista. Dejémosles que resuelvan sus discusiones libremente, algo que les ayudará a evolucionar y a fortalecer su relación en el futuro”, asegura.

Las rabietas es otro de los temas que no podía faltar en su libro y sobre el cual hace también una importante reflexión: “Una rabieta es algo que normalmente es previsible, un niño que tiene hambre, que está cansado. Está irascible y es fácil que explote. Prevenir significa tener en cuenta todo eso. Los padres tendemos a que cuando el niño comienza con la pataleta, lo primero que hacemos es repetir una y otra vez: no llores, no llores o nos ponemos nerviosos e, incluso, llegamos a gritar. Hay que permitírsela”.

“Y cuando la rabieta”, agrega, “se da en un espacio abierto como un supermercado, mi consejo es, eso sí depende de la edad del niño, dejarlo llorar, si vemos que nos agobiamos mucho, podemos decirle que se quede ahí y que vamos a buscar una cosa y enseguida volvemos. Es una forma para conseguir relajarnos nosotros también”.

Los padres tenemos que ver a nuestros hijos de una manera diferente, cambiar la visión que tenemos de ellos, para lograr que los mismos sean mejores seres humanos. Con relación a esto señala: “Les vemos como seres débiles, indefensos, incapaces, y los tratamos como tales, de manera que los hiperprotegemos”.

Por otro lado, “está la idea de que todos somos iguales, padres e hijos y que ellos tienen los mismos derechos, eso no es así, en absoluto. Con los niños, no vale ser amigos, vale ser padres”.

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