El luchador cubanoamericano Julian Márquez, estrella de la Ultimate Fighting Championship (UFC 258), acaparó los titulares el pasado fin de semana y no necesariamente por su rendimiento en el ring, sino por asuntos del corazón.
El pasado sábado, Márquez, apodado “The Cuban Missile Crisis” (El misil cubano, en español), sometió a su contrincante Maki Pitolo en el tercer asalto, a tan solo 43 segundos del final. Si bien la victoria del diestro de peso mediano fue de suma importancia —marcó su regreso al octágono el sábado, luego de un descanso de 31 meses— fue otra pelea la que eclipsó por completo la actuación.
Durante su tiempo en el micrófono, el cubano envió un mensaje a la intérprete y le preguntó si ella sería su Valentín.
Horas después, a través de Twitter, Cyrus indicó que aceptaría la propuesta de Márquez si este accedía a afeitarse sus iniciales (MC) en el pecho. El luchador, por su parte, respondió con una contraoferta: se afeitaría si ella se tatuaba su apodo en el estómago.
Todo va como debe ir
Lamentablemente para “El misil cubano”, el intercambio con la estrella pop quedó ahí. Algunos usuarios de la citada red social, incluso señalaron que el luchador perdió su única oportunidad con Miley.
Márquez, sin embargo, aún parece tener esperanzas. En reciente diálogo con MMA Junkie Radio, el cubano aseguró que las cosas están tomando rumbo.
“Todavía no me he afeitado un ‘MC’ en el pecho”, declaró. “Volé a casa [el domingo] y pasé un tiempo con mi familia. Han pasado 31 meses. Pasé dos campamentos lejos de mi familia, en cierto modo alejándolos. Pasé la mayor parte del tiempo con mi abuela. Pero aquí está la cuestión: el vello del pecho de un hombre es sagrado. Es como la melena de un león. Es muy difícil afeitarse. Pero estoy hablando con algunas personas en este momento y tenemos algo en proceso para todos”.
“Créanme, todo saldrá de la forma en que ustedes quieren que funcione. Todo va como debe ir. Para todos los que dicen que lo arruiné, creo que es muy gracioso porque no es así como se ve de este lado”.
Por lo visto, solo el tiempo probará si la confianza de Márquez está fuera de lugar o si sabe jugar bien sus cartas.
