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“Me lo mataron”: familiares de uno de los fallecidos en Bahía Honda exigen justicia

La familia de Israel Gómez, uno de los fallecidos durante el hundimiento de una lancha en Bahía Honda, Artemisa, a manos de guardafronteras cubanos, está pidiendo justicia.

Estas personas señalan que las acciones de las autoridades fueron intencionales, por lo que son responsables de las siete muertes registradas, además, recalcan que tuvieron que ser ellos los que localizaron su cuerpo, pues el gobierno no hizo el intento.

Según el medio de prensa Radio Martí, Erik Gómez y Yuraisi Ramos, hermano y esposa del fallecido, fueron los que tuvieron que conseguir el combustible y contratar los servicios de un pescador local para peinar la zona, encontrando el cuerpo de Gómez tres días después del lamentable incidente.

“Tuve que buscar una lancha en este país y comprar petróleo, el gobierno no me ayudó a nada. Yo tuve que hacerlo todo. Cuando lo encontré, lo tapé con matas y cuando lo llevé al cementerio, fíjate si había peste, que nadie podía estar ni en la carretera”, dijo Erik Gómez al citado medio.

El hombre también dijo que el cuerpo de su hermano estaba muy golpeado, y que este tenía una herida abierta en la espalda, algo que requirió 45 puntos para suturar.

Esto coincide con lo dicho por testigos del incidente, los cuales señalan que, tras el impacto, Gómez cayó al agua y fue herido por la propela de los guardafronteras.

El hermano de la víctima sostiene que esas heridas son prueba de que el joven no falleció “ahogado” como sostiene la versión oficial, sino que fue asesinado por las violentas acciones de las autoridades castristas.

“Yo no tuve valor para virarlo cuando lo encontré. Cuando lo viré aquí, en el cementerio, estaba desbaratado. Me lo mataron”, añadió.

Otro miembro de la familia, quien prefirió permanecer en el anonimato para evitar posibles represalias por parte del régimen, indicó que la familia tuvo que lidiar con muchos problemas tras recuperar el cadáver, entre ellos la escasez de ataúdes para enterrarlo.

La funeraria les dijo que debían de viajar hasta el municipio cabecera para conseguir uno, algo que se dificultaba ante la crítica situación que se vivía, pues el cuerpo de Gómez se encontraba en un avanzado estado de descomposición.

“Todo cubano en estos momentos lo único que tiene en la cabeza es irse del país. Incluso yo también me iba a ir con él en otro viaje, pero no sucedió”, añadió esta persona.

La familia también se quejó del comportamiento de las autoridades durante el entierro, pues parecía haber “más policías y agentes de civil que dolientes” durante la ceremonia, posiblemente ante el miedo de que alguien tomara fotografías del cuerpo.

El joven, quien laboraba como barbero, dejó atrás a una hija de dos años y un niño de siete, algo que la familia lamenta, pues asegura que este siempre quería lo mejor para ellos.

Es importante señalar que otros familiares han desmentido la versión dada por las autoridades, la cual aseguraba que este había sido un operativo de tráfico de personas. Estas personas indicaron desde Miami que nadie en esa lancha había pagado nada para poder subir, pues se trataba de una familia, así como amigos cercanos, que querían escapar de la Isla en busca de una mejor vida en el extranjero.

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