A través de las redes sociales, este fin de semana, se dio a conocer la muerte del científico cubano Ángel Quirós Espinosa, quien era uno de los más reconocidos en Villa Clara, a causa del COVID-19.
La pandemia sigue cobran vidas en la Isla, y las autoridades del régimen solo piensan en reabrir las fronteras.
“La naturaleza está de luto, el Dr. C Ángel Quirós Espinosa, a causa del covid-19 ha muerto. Eminente maestro, biólogo, ecólogo, naturalista y marino. Su vida la entregó a la investigación y a la docencia”, expresó Gláucia Corazón de Wir por medio de una publicación en Facebook
El fallecimiento del talentoso cubano se produce tan solo semanas después de la muerte de Manuel Alonso Tabet, destacado estudioso de los cocodrilos en el país, que también se contagió de COVID-19 en medio de la dramática crisis sanitaria que se vive en Cuba.
“Aún no puedo creerlo, mi amado tutor Dr. Angel Quirós Espinosa. Fue más que un tutor, un padre, amigo, consejero. Que te pasó profe. Apenas algunos dias hablamos y hoy recibo triste noticia de tu fallecimiento”.
Una vida dedicada al cuidado del medio ambiente
El científico Ángel Quirós tuvo un papel fundamental en la construcción del pedraplén en Cayo Santa María. De hecho, gracias a sus amplios conocimos se logró concretar una carretera sobre el mar con los menores impactos ambientales posibles en la zona costera.
Fue director del Parque Nacional Los Caimanes y especialista del Centro de Estudios y Servicios Ambientales de Villa Clara (CESAM). También se destacó en el estudio y manejo de los recursos naturales
“Quirós llegó a ser un gran experto en el manejo de conflictos ambientales, para lo que usaba su vasta cultura y peculiar carisma”, señaló la página en Facebook “Naturaleza Secreta de Cuba”
Según la página del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Ángel Quirós era experto en conservación de la biodiversidad, ecosistemas frágiles; vulnerabilidad y riesgos de desastres naturales. Además de explotación y utilización racionales de los recursos naturales.
Sus amplios conocimientos permitieron que ganara el Premio Puente de Alcántara por la Mejor Obra de Ingeniería Civil de Iberoamérica (2001), como uno de los impulsores del desarrollo de la zona costera en Villa Clara y participante activo en el proyecto PNUD Sabana-Camagüey.
