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“No tenemos consuelo”: Familia del niño cubano muerto en la Selva del Darién

María Caridad Cemino, una familiar de Lisandra Bravo madre del niño que murió de un infarto en la Selva del Darién, cuenta que no sabe nada de los que se acompañaban en la travesía el padre, Raunel, su hermana de cinco años, sus abuelos y un tío maternos.

“Desde hace cuatro días no tenemos información de ellos”, cuenta Cemino, residente en Estados Unidos y tía de Lisandra, quien murió en el naufragio.

“Mi familia está loca, mi familia no tiene consuelo”, expresó en una entrevista con el periodista de América TeVé, Mario J. Pentón, entre lagrimas.

La mujer detalló cómo salieron de Cuba en 2018 y decidieron ir a Chile, al no poder cruzar por Nicaragua “porque estaba en guerra”  tras las protestas cívicas contra Daniel Ortega que fueron contestadas con una dura represión.

Hace unos meses, la fallecida Lisandra, su esposo y sus hijos, más sus padres y su hermano, decidieron encaminarse a Estados Unidos, donde ya había logrado llegar parte de la familia de la madre, entre ellos María Caridad Cemino.

La cubana continuó si relato: “Llegaron a Colombia, allí contactaron a alguien que los iba a trasladar hacia Panamá y estando allí le pidieron 500 dólares a cada uno por pasarlos en una lancha”.

“Estas personas, sin escrúpulos de ningún tipo, metieron a más personas de las que tenían que llevar en la lancha y mi sobrina Lisandra no alcanzó chaleco salvavidas”. La embarcación volcó en la madrugada y Lisandra se ahogó.

Los familiares sobrevivientes tuvieron que usar su cadáver como tabla salvavidas, en mitad del acecho de tiburones, hasta que fueron rescatados. En tierra la enterraron, junto a dos haitianas también fallecidas en el agua.

Estuvieron 18 días en Acandí, donde fueron ingresados en un hospital por la condición en la que se encontraban. “La niña de cinco años estuvo muy malita, las quemaduras fueron tremendas, de tanto sol estaban deshidratados”, expuso.

“Después de tanta tristeza y tanto dolor, de tener que dejar a mi sobrina por allá, no quedaba otra que seguir”, continúa. “De ahí, en un pueblecito cercano les dijeron que iban a facilitar cosas para su travesía para que la pasaran algo mejor, pero al contrario: los lanzaron a la muerte, porque tuvieron que pasar por lugares muy malos”.

Cemino asegura que Brayan era un niño sano, normal.

“Parece que se sintió mal en la subida de la loma y no alcanzó a llegar”. Los familiares llamaron a Cemino alterados para que ella se pusiera en contacto con alguna organización de derechos humanos en Colombia, sin embargo no pudieron hacer nada. 

Los familiares de Estados Unidos no pierden las esperanzas de que al llegar a Panamá, alguna organización les preste ayuda luego de “tan grande tragedia”.

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