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Queda absuelto pastor metodista que abusó sexualmente de una adolescente en Cuba

“No es lo mismo una niña de 9 años que una de 14”, fue la justificación que le dieron a la madre de la adolescente víctima de violación por parte de un pastor metodista, para que las autoridades cubanas lo absolvieran de sus cargos, luego de un mes de haberle condenado.

La familia de la joven hizo público el caso y piden ayuda para que se haga justicia, puesto que el hombre, identificado como Michael Ramos Mera, co-pastor de la Iglesia Metodista del municipio Sandino, en Pinar del Río, se encuentra en libertad, según reseña CubaNet.

Testimonio de la víctima

Todo empezó en el 2019 cuando la adolescente, que no fue identificada, tenía 14 años y se encontraba sola en su casa, ya que sus padres se encontraban trabajando y su hermana en La Habana y su sobrino en el colegio.

Ramos tocó su puerta y con la excusa de que estaba lloviendo, le pidió que le permitiera entrar-como él era un hombre de confianza para la familia-la víctima accedió.

El abuso comenzó cuando él la tomó de la mano, la llevó al cuarto, le quito su ropa y la penetró.

La joven cuenta que esto sucedió en reiteradas ocasiones y que al terminar de abusarla, siempre le pedía que lo abrazara y lo besara, pero que por sobre toda las cosas tenía que mantener el secreto.

Ramos seguía visitando la familia “como si nada hubiera pasado”. “Michael tenía a todos ciegos, engañó a todos”, señaló la adolescente al citado medio.

El temor al rechazo, a que no le creyeran o que su papá cometiera una locura, fueron las razones que la adolescente tuvo para mantenerse callada por todo ese tiempo, sin embargo un joven que la pretendía notó que ella se escondía para no ver al supuesto pastor.

Fue por el discernimiento de ese enamorado que empezó a salir a luz la verdad de lo que ocurría entre la adolescente y el pastor que hoy se encuentra en libertad.

Al parecer, la esposa del victimario estaba al tanto de todo, pues la adolescente contó que durante los servicios de la iglesia padeció de fuertes dolores bajo vientre que apenas le permitían caminar.

Cuando salía del templo, detrás de ella iban Michael y su esposa; ambos la llevaban para el hospital y allí permanecía varias horas en observación; pero no “me permitían avisar a mi familia, decían que no era necesario preocuparlos”.

“Para mí ella lo sabía todo, sabía de lo que él me hacía y de su relación con la otra muchacha, pero lo escondía, lo ayudaba a tapar todo”, asegura la víctima.

Mientras el supuesto pastor se encuentra en libertad, la joven se enfrenta al rechazo de la Iglesia, las leyes cubanas y de su comunidad, como si la culpa fuese de ella por  denunciar y no quedarse callada pese a los prejuicios de un patriarcado tanto en la fe como en la política, y el machismo en la sociedad cubana.

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