Revelan fotos del caso del niño cubano que asesinó a su madre en Hialeah

Las autoridades del condado de Miami-Dade compartieron las perturbadoras fotografías del caso de Derek Rosa, el niño cubano de 13 años acusado de haber asesinado a su madre en la ciudad de Hialeah el pasado mes de octubre.

Una de las perturbadoras imágenes, publicadas por la Oficina del Fiscal Estatal de Miami-Dade, muestra al menor haciendo una seña mientras saca la lengua, esto mientras su mano mostraba manchas de sangre. Esta imagen es la que Derek habría enviado a algunos conocidos en línea luego de haber cometido el asesinato.

Otras imágenes tomadas por la policía muestran el arma del crimen, un cuchillo de gran tamaño que terminó manchado de sangre.

Adicionalmente, se revelaron las capturas de un video tomado por un monitor para bebés que había en el cuarto, el cual habría captado el asesinato que se llevó a cabo a lado de la cuna de una bebé de solo dos semanas de nacida.

Una de estas capturas muestra a la madre mientras se encontraba en vida, a un lado de su recién nacida, mientras que la otra muestra al menor encima de su madre, cometiendo el crimen en cuestión.

Las imágenes confirman que el asesinato ocurrió a pocos metros de la cuna en la que dormía la hija recién nacida de la víctima, misma que fue encontrada ilesa por las autoridades.

El homicidio se llevó a cabo la noche del pasado 12 de octubre, en una vivienda ubicada en la 211 W. 79th Place de Hialeah.

La víctima fue identificada como Irina García, de 39 años de edad, quien acababa de dar a luz a una bebé solo dos semanas antes de ser asesinada.

Es importante recordar que, tras el asesinato, Derek Rosa intentó quitarse la vida con un arma de fuego perteneciente a su padrastro, pero no pudo jalar el gatillo y terminó llamando a la policía para confesar su crimen.

Ahora, el menor enfrenta un cargo por homicidio en primer grado, algo de lo que se le juzgará como un adulto, mientras permanece detenido sin derecho a fianza en el Centro de Detención de Metrowest en Doral.

De ser encontrado culpable, el niño de 13 años podría recibir una cadena perpetua sin derecho a libertad condicional o hasta la pena de muerte.