Sin pan ni leche Cuba presume “soberanía alimentaria” ante la ONU
La Isla enfrenta una aguda escasez de alimentos básicos, que han sido limitados a la población más vulnerable y en cantidad insuficiente
En medio de la profunda crisis económica y alimentaria que atraviesa Cuba, en donde faltan los alimentos más básicos para la población, como pan o leche para niños y bebés, el régimen castrista presumió ante las Naciones Unidas (ONU) su “soberanía alimentaria”.
El régimen de Cuba presumió en la II Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios (UNFSS+4), celebrada en Addis Abeba, Etiopía, la Ley de Soberanía Alimentaria aprobada en 2022, a pesar de que el país enfrenta una grave crisis alimentaria.
Durante su intervención, el vice primer ministro Jorge Luis Tapia Fonseca aseguró que la norma “facilita el accionar conjunto de todas las instituciones” y que Cuba está “dispuesta a contribuir a posicionar los sistemas alimentarios en el centro de las agendas de desarrollo económico-social para combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad”.
Tapia defendió el modelo agroecológico, la innovación tecnológica y la cooperación Sur-Sur como bases de la estrategia oficial, y atribuyó las dificultades del sector al embargo de Estados Unidos y a las “medidas coercitivas unilaterales”, que, según dijo, impiden el acceso a fertilizantes, insumos y maquinaria.
Las declaraciones contrastan con la situación actual en la isla. En abril, el primer ministro Manuel Marrero Cruz reconoció que “lo más seguro que vamos a contar en cada territorio es lo que seamos capaces de producir”, en alusión a las limitaciones del sistema agrícola.
En 2023, la producción de carne de cerdo cayó más del 90 %, el arroz disminuyó cerca del 60 % y la de huevos y leche descendió aproximadamente un 40 %, según datos del Anuario Estadístico de Cuba.
Más del 80 % de los alimentos que se consumen en el país son importados, en un contexto de inflación y pérdida del poder adquisitivo. El mayor ejemplo es el pan, cuya venta ha tenido que limitarse a la población porque no alcanza para cubrir la demanda, estando ausente de muchas provincias.
El observatorio Food Monitor Program señaló en redes sociales que el discurso de la soberanía alimentaria ha sido utilizado para ocultar el colapso productivo, recordando que “ha instrumentalizado históricamente el discurso de la soberanía alimentaria para maquillar la realidad de un país que ha perdido más del 67 % de su producción nacional y depende en más de un 80 % de las importaciones”.
De acuerdo con la organización, la dolarización del acceso a los alimentos ha beneficiado a conglomerados militares como GAESA, que controlan la importación y distribución, mientras que la mayoría de la población queda excluida.
También denuncian que se criminalizan prácticas como la venta informal de comida, a pesar de ser una estrategia de subsistencia frente a la escasez.



