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Activistas cubanos estrenan ‘Plantadas’ en Pinar del Río de manera clandestina

La situación represiva de Cuba queda patente en estos casos, donde tiene que recurrirse a la clandestinidad para algo inofensivo en cualquier país libre

La película Plantadas, del director cubano Lilo Vilaplana, trascendió una nueva barrera esta semana, al estrenarse de manera clandestina en otra de las provincias de Cuba.

Tal como ya había ocurrido en La Habana, la obra de Vilaplana sobre las prisioneras políticas de la Isla logró estrenarse con éxito, aunque de manera clandestina, en la provincia de Pinar del Río.

En una exhibición discreta, para la que se eludió a las autoridades y a donde los asistentes acudieron sin teléfonos, cerca de una decena de personas pudo ver la cinta, producida por el activista político Reinol Rodríguez, y codirigida por el hijo del cineasta, Camilo Vilaplana.

La cinta, cuya historia sigue a un grupo de disidentes que se convierten en prisioneras políticas en el incipiente régimen de Fidel Castro, a inicios de la década de los 60, se concibió como un homenaje a las víctimas del castrismo en la Isla.

Desde su estreno, el director ha sido puntual en que la cinta cumple con dos funciones: primero, reflejar las atrocidades cometidas por el castrismo en Cuba para informar en el extranjero la verdadera situación de la Isla; y segundo, honrar a quienes han vivido de cerca o en carne propia los abusos de la dictadura.

Este espíritu contestatario queda patente no solo en la producción de un material como este, sino en acciones como estas, que de la mano de la sociedad civil permiten llegar al país al que está dedicado a pesar de la censura y las barreras de la dictadura.

“La película se proyectó con la presencia de varias personas. Entre otros, estaban presentes los prisioneros políticos Yamilka Abascal Sánchez y su esposo José Rolando Casares Soto, también participó el exprisionero político de la causa de los 75, Eduardo Diaz Fleyta. La película Plantadas seguirá mostrándose dentro de la isla, denunciando los crímenes de la dictadura castrista en Cuba”, declaró el propio Vilaplana en sus redes sociales.

La situación represiva de Cuba queda patente en este tipo de funciones, donde tiene que recurrirse a la clandestinidad y tenerse todos los cuidados, pues solo por consumir una película, una acción común e inofensiva en cualquier país libre, los involucrados podrían incluso ir presos.

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