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Confirman identidad de los restos hallados en Playa Girón

El pasado agosto fueron encontrados en Playa Girón dos cuerpos que se presumía pertenecieran a los combatientes que cayeron en la invasión de 1961 y que no habían sido incluidos en la relatoría oficial de hechos. Tras la realización de pruebas a los restos óseos, los investigadores confirmaron esta teoría.

 

En el momento que se encontraron los restos, se sospechó que unos correspondiera al cienfueguero de 20 años Ramón Jáuregui Díaz, ya que fue hallado junto a una mochila con pertrechos de guerra y objetos personales en los que estaba un certificado de entrega de arma y un carnet de miliciano emitido a su nombre.

Según argumentó el historiador del municipio de Jagüey Grande, Humberto Rodríguez, al cotejar el informe forense con los libros de asentamiento de la funeraria local, se comprobó que el combatiente hallado no figuraba en los registros de inhumación.

Por otra parte, la sobrina de Ramón, Mirna Jáuregui, aseguró que su familia, luego de que no hallaran pruebas de que su tío siguiera con vida, terminaron por aceptar su desaparición.

 

“Es algo que lamentablemente comprobaron sus otros tres hermanos, quienes después de lo de Girón recorrieron la zona e indagaron. Ellos eran cuatro y todos participaron en los combates, aunque en diferentes destacamentos”, aseguró Mirna.

La investigadora matancera Clara Enma Chávez opinó que estos nuevos descubrimientos obligan a un nuevo examen de la información, ya que la documentación redactada es incorrecta.

“No es menos cierto que, de realizarse la prueba de ADN a los restos encontrados en Playa Girón y confirmarse la identidad del sujeto, en honor a la verdad histórica quedarían por investigar dos nombres más, de los que hay que precisar a qué unidad o batallón pertenecieron, todo un reto”, aseguró.

“Hay que reconocer que todo esto aconteció en un escenario de guerra, donde los caídos eran trasladados, según la distancia, a Jagüey Grande o Covadonga; no pocos desfigurados por las horribles quemaduras del napalm, otros desechos por las bombas y la metralla, y en ese contexto se procedía a la identificación”, agregó.

“Por ejemplo, en Jagüey Grande se habilitaron en el cementerio dos cuartones en una fila para milicianos y mercenarios y además, se conservaban las pertenencias para que los familiares también pudiesen contribuir al reconocimiento de las identidades, pero te reitero, en una situación convulsa”, concluyó.

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