El boxeador ruso Maxim Dadashev fue colocado en un coma inducido médicamente después de su derrota ante Subriel Matias en un combate eliminatorio de títulos welter junior de la FIB el pasado viernes en la noche. Dadas las lesiones recibidas durante el combate, Dadashev fue sometido a una neurocirugía en el Centro Hospitalario Prince George de UM, en Maryland, por sangrado en el cerebro.
Buddy McGirt el entrenador del boxeador de 28 años, fue quien detuvo la pelea luego de diez asaltos cuando decidió que su púgil estaba demasiado golpeado y no podría sostenerse más. Al llegar al hospital fue intervenido de urgencia, durante dos horas, de un hematoma subdural. Debido a la gravedad de esa lesión, los médicos provocaron un coma inducido con la esperanza de que su situación revirtiese.
«Solo te hace comprender en qué tipo de deporte estamos, hombre», le expresaba McGirt a ESPN el martes. “Hizo todo bien en el entrenamiento, sin problemas, sin nada. Mi mente es como estar realmente loca, ahora mismo. ¿Cómo que podría haber hecho diferente? Pero al final del día, todo estaba bien [en el entrenamiento]. Parecía estar bien, estaba listo, pero es el deporte en el que estamos. Solo toma un golpe, hombre».
El sábado, los especialistas médicos del hospital dijeron que el combatiente había sufrido un severo daño cerebral y que su muerte fue confirmada el martes.
Cuando McGirt le dijo a Dadashev sobre parar la pelea, este negó con la cabeza. «Si no lo hago, el árbitro lo hará. C’mon, Max. Por favor», dijo McGirt. En ese momento, McGirt le dijo al doctor y al árbitro que estaba tirando la toalla.
Dadashev se derrumbó y comenzó a vomitar en el camino de regreso al vestuario y dejó la arena en una camilla. McGirt elogió la dedicación de Dadashev al deporte.
«Espero que Maxim esté bien», dijo Matías luego de la pelea. «Es un gran luchador y un guerrero».
Dadashev era un prometedor prospecto. Nacido en San Petersburgo (Rusia), comenzó a boxear con 10 años. Tuvo una dilatada carrera amateur, siendo en 2008 plata en el mundial junior. Finalizó ese ciclo con un récord de 281 victorias y 20 derrotas. En 2016 decidió dar el salto al profesionalismo. Se mudó a Oxnard (California) y Egis Klimas (manejador de Lomachenko, Usyk o Kovalev) se convirtió en su manager. Estaba invicto durante 13 peleas antes de la pelea del viernes. Era casado y tenía un hijo.
