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Implementan cambios en las formas de pago de Servicios Públicos en La Habana

La medida eliminará la opción de pagar en efectivo en las sucursales del Banco Metropolitano

Las autoridades castristas informaron que, a partir del 1 de julio de 2025, se implementarán cambios en la forma en que los ciudadanos realizan los pagos de electricidad y teléfono, eliminando la opción de pagar en efectivo en las sucursales del Banco Metropolitano.

La medida afecta principalmente a aquellos que hasta ahora utilizaban este método para saldar sus deudas con la Empresa Eléctrica y Etecsa.

La nueva directiva fue anunciada oficialmente por el Banco Metropolitano, que solo tiene presencia en La Habana, y establece que los pagos deberán realizarse en las oficinas de Correos de Cuba.

Esta iniciativa forma parte de la estrategia de bancarización impulsada por el gobierno cubano en los últimos años, que busca reducir el uso de efectivo y promover la digitalización de las transacciones financieras.

Excepción para los Adultos Mayores

En un esfuerzo por mitigar el impacto de esta medida, el Banco Metropolitano ha anunciado una única exención para los adultos mayores.

A partir de la fecha, los jubilados y pensionados que sean clientes del banco podrán seguir realizando sus pagos de forma presencial en las sucursales bancarias, pero únicamente durante los días habilitados del Calendario Oficial de Pago.

La entidad bancaria subraya que este cambio tiene como objetivo reducir el uso del dinero en efectivo y fomentar el uso de canales digitales como Transfermóvil, Enzona, Metropolitana en Línea, Telebanca y Cajeros Automáticos, para facilitar los pagos de servicios como la electricidad y el teléfono.

Bancarización forzada

La política de bancarización, que busca transformar el sistema financiero cubano, ha sido objeto de críticas por parte de diversos sectores de la sociedad.

Aunque el gobierno promueve esta medida como parte de un esfuerzo por modernizar la economía, muchos consideran que la política no tiene en cuenta las condiciones reales de gran parte de la población, especialmente los sectores más vulnerables.

Uno de los grupos más afectados son los adultos mayores, quienes en su mayoría carecen de los recursos tecnológicos necesarios para adaptarse a la digitalización de los pagos.

Muchos no tienen acceso a teléfonos inteligentes, carecen de una conexión estable a internet y no cuentan con conocimientos adecuados para realizar transacciones electrónicas.

Adicionalmente, la infraestructura bancaria sigue siendo insuficiente, con cajeros automáticos fuera de servicio y escasos puntos de acceso a efectivo, lo que agrava aún más la situación.

En regiones donde la conectividad es limitada o inexistente, la imposición de esta política resulta en una barrera insuperable para muchas personas, especialmente los que viven en áreas rurales o zonas periféricas de la capital.

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