La más famosa de las sobrinas del fallecido dictador Fidel Castro ha vuelto a levantar la polémica en las redes sociales.
Esta vez no es por insultar a la comunidad LGBTI+ de la diáspora cubana o llamar “garrapatillas” a quienes no comparten su opinión, sino por las fotos insensibles que publicó en su perfil de Facebook para “celebrar” el Día de África.
La publicación, que muestra a Mariela Castro en un tono más oscuro y portando un turbante, ha sido calificada de racista por activistas y académicos, quienes también han vuelto a colocar sobre la mesa los debates sobre la apropiación cultural de las etnias e identidades históricamente oprimidas.
“Me brindo gratis para asesorar a Mariela. La gente que le pasa el libreto no pone una. Y no es que yo sea nada del otro mundo, pero al menos cuando no sé, pregunto”, opinó al respecto la psicóloga y activista antirracista cubana Sandra AbdAllah-Alvarez Ramírez.
Una explicación más detallada sobre cómo surgió entre personas blancas la iniciativa de colocarse turbantes para celebrar el Día de África, que se conmemora el 25 de mayo, la dio la periodista Alina Herrera Fuentes a través de la plataforma Afroféminas.
“Todo comenzó en el mes de abril, cuando la embajadora cubana en Senegal inició un reto en las redes sociales de camino al 25 de mayo, Día de África. La iniciativa consistía en demostrar, mediante fotos, la unidad de los cubanos y de las cubanas a partir de la herencia africana”, indicó.
La primera foto que se conoce fue la de la propia diplomática, quien se retrató con un turbante y presentó la etiqueta #ChallengeAfricano. “Fue inevitable que el reto se convirtiera en un reforzamiento de los estereotipos, en una banalización de la identidad e historia africanas”, profundizó Herrera.
Sobre por qué este “reto” es ofensivo para las personas afrodescendientes, la periodista explicó que “a esta iniciativa no le antecede un conocimiento acerca de prácticas racistas, de apropiación cultural y un respeto por la cultura de todo un continente y la diáspora”.
De ahí que terminara en lo que resultó, “una pasarela maniqueísta de la africanidad, un irrespeto por las personas negras, no solamente por las fotos en sí, sino también por las alianzas que se crearon en menoscabo de la población racializada”.
El caso quizá más sonado en las redes fue el “grotesco black face” de la presentadora de televisión Maritza Navarro, quien se pintó la cara de negro y lució “una exageración ridícula de ‘atributos’ africanos en sus atuendos”.
“Las personas activistas denunciaron sus fotos -sobre todo por la historia de dolor y menosprecio que representa el black face- pero, en lugar de despertar la reflexión acerca del racismo que se estaba denunciando, funcionarias de alto rango y otras personalidades de la cultura le tendieron una alianza encubridora, mostrándose más solidarias con la burla y el mal actuar de la presentadora de televisión que con la población negra cubana que había sido humillada”, señaló Herrera.
La periodista, que también habló de racismo simbólico, institucional y cultural, reflexionó que si África es un continente que históricamente ha sido oprimido y explotado, sus poblaciones siguen siendo vulnerables.
“Si es así ¿por qué exponerlas? Una fotografía en nombre de la unidad para contrarrestar los estereotipos es un objetivo fallido desde el inicio. Una foto que busque mostrar las raíces africanas es una provocación directa a una caricatura en este mundo estructuralmente colonial, racista y eurocéntrico”.
