Una mujer de Bélgica de 33 años se cayó 30 metros y murió después de posar para una selfie en el borde de un acantilado durante un viaje con su esposo, según reseña New York Post.
Zoe Snoeks se deslizó por el precipicio cerca del pueblo de Nadrin en la provincia de Luxemburgo el martes y aterrizó en el río Ourthe.
Su cuerpo fue recuperado por un equipo de rescatistas que incluía policías, bomberos, buceadores y miembros del Groupe de Recherche et d’Intervention en Milieu Perilleux, o Grupo de Intervención y Reconocimiento del Medio Ambiente Peligroso.
Su esposo, Joeri Janssen, con quien se casó en 2012, le dijo al medio que se dirigieron al sitio escénico el domingo en su caravana.
“Desde la pandemia, era nuestra pequeña cosa conducir por Europa en nuestra camioneta y tomar hermosas fotos”, dijo.
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La pareja, que viajaba con sus perros Joy e Ivy, tenía previsto regresar a su casa en la provincia de Limburgo el día de la tragedia.
“Nos levantamos muy temprano para tomar fotografías del Herou”, dijo a Newsflash, refiriéndose a una pared de roca de 4,600 pies de altura que se eleva casi verticalmente sobre el río Ourthe. “Casi siempre hay niebla allí. Es genial para fotos. Llegamos antes de las 9 a. M.”
Dijo que su esposa tomó fotos en el borde del acantilado cuando “me dijo que cuidara a los perros.
“Me volví hacia los perros y les dije que esperaran. Cuando me volví hacia Zoe, ella ya no estaba allí. Ella acababa de desaparecer. Debe haber sucedido en menos de cinco segundos”, dijo Janssen.
“No vi ni escuché nada. Sin crujidos, sin gritos ni gritos. Miré hacia arriba y solo vi polvo”, dijo. “La llamé aunque sabía que era inútil. El abismo tenía varias decenas de metros de profundidad”.
“Inmediatamente llamé a los servicios de emergencia, pero casi no tenía red. No me entendieron, a pesar de que hablo un poco de francés”, dijo y agregó que corrió al cercano hotel Le Belvedere para buscar ayuda.
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