Como es tradición, cada 17 de diciembre, cientos de cubanos se reunieron en el Rincón de San Lázaro en Hialeah, para mostrar su devoción y hacerle alguna promesa al santo.
Desde la víspera de la celebración el pasado miércoles, los devotos del santo comenzaron a llegar al Rincón de San Lázaro ubicado en el 1190 E 4 Ave en Hialeah, así como el que está situado en el 17390 SW 200 St de Miami.
“Queridos feligreses, familia y fieles del Rincón de San Lázaro, a cabo de las 9:00 am, hoy, 16 de diciembre empezamos la víspera y vigilia de San Lázaro”, anunció el Rincón en una publicación de Facebook.
“Nuestra feligresía en ascenso es motivo de la obra de expansión en el suroeste del condado Miami Dade (17390 SW 200 ST) para servirles. Que Dios y San Lázaro los bendiga”, agrega.
Este año debido a la pandemia del coronavirus, si bien no impidió que cientos de creyentes cubanos celebraran el día de San Lázaro, si tuvieron adoptar una serie de disposiciones para evitar nuevos contagios
“Dolorosamente, una de las medidas más tristes es que no vamos a tener misa y nos vamos a tener santa procesión”, dijo a America TeVe, el sacerdote del Rincón, Orlando Molina.
“Nos duele mucho, pero está de por medio primera la salud de nuestros fieles”, añadió.
Rincón de San Lázaro en Miami
El pasado año, también el 17 de diciembre, quedaría inaugurado el nuevo “Rincón de San Lázaro”, en Miami.
“Es un sueño que se tiene desde hace mucho tiempo”, declaró en aquel momento el sacerdote Molina a Telemundo 51.
De acuerdo con reportes del medio, la diáspora cubana en el sur de la Florida ya contaba desde hace 45 años con el santuario, ubicado en el 1190 de la 4ta Avenida del Este, Hialeah. Sin embargo, a muchos devotos les quedaba lejos.
En Cuba el Santuario Nacional de San Lázaro, inaugurado el 26 de febrero de 1917, se encuentra en kilómetro cuatro al oeste del periférico municipio de Santiago de la Vegas, en La Habana, también conocido como “El Rincón”.
Tradicionalmente, desde altas horas de la noche del 16 de diciembre y durante todo el día 17 los feligreses hacen la peregrinación. Los devotos del santo, en busca de “milagros” y para cumplir promesas prometidas, llevan a cabo disímiles sacrificios como: caminar descalzos o de rodillas, arrastrarse por el suelo y cargar con una pesada piedra a lo largo de muchos kilómetros, entre otros actos.
