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Finaliza oficialmente temporada ciclónica 2024: hubo pérdidas millonarias

Cuba recibió el impacto de dos huracanes durante esta temporada, lo que dejó daños que aún se están reparando a más de un mes de ocurridos

Este sábado 30 de noviembre concluye oficialmente la temporada de huracanes en el Atlántico 2024, la cual se caracterizó por ser una de las más activas y destructivas de los últimos años.

La temporada estuvo marcada por la formación de varios huracanes de gran intensidad, entre ellos Helene y Milton, los cuales causaron pérdidas multimillonarias en Estados Unidos.

Por su parte, Cuba no fue ajena a los estragos de estos fenómenos, con dos huracanes que impactaron el país directamente: Oscar y Rafael, los cuales ocasionaron graves daños en diferentes regiones de la Isla, los cuales siguen siendo reparados a más de un mes de ocurridos.

De acuerdo con el pronóstico inicial emitido por la Universidad Estatal de Colorado (CSU), se esperaba una temporada con alta actividad ciclónica, y este pronóstico se cumplió en gran medida, aunque el número de tormentas nombradas fue menor al anticipado.

 

Esta temporada presentó una característica atípica: una pausa inesperada en la formación de ciclones en pleno auge del verano, durante el mes de agosto.

Este mes tradicionalmente registra el mayor número de tormentas, lo que no ocurrió este año.  Sin embargo, la situación se revirtió a finales de septiembre, cuando los huracanes se intensificaron nuevamente, alcanzando un repunte sin precedentes.

En total, se formaron 11 tormentas después del 24 de septiembre, igualando el récord establecido en 2005, un año de actividad ciclónica excepcional.

A pesar de que la CSU había pronosticado la formación de 23 tormentas nombradas y 5 huracanes de gran magnitud, la temporada resultó en 18 tormentas, de las cuales 11 se desarrollaron en huracanes, 5 de ellos alcanzando la categoría de huracanes mayores.

Impacto en EEUU y Cuba

Los huracanes Helene y Milton, que afectaron principalmente a Estados Unidos, causaron alrededor de 250 muertes y pérdidas materiales que superan los 100 mil millones de dólares. Estos ciclones se intensificaron rápidamente debido a las elevadas temperaturas en la superficie del mar del Atlántico tropical, lo que facilitó la rápida escalada de su fuerza.

Uno de los fenómenos más significativos de la temporada fue el huracán Beryl, que alcanzó la categoría 5 en julio, rompiendo el récord como el más temprano en la historia en lograr tal intensidad.

La Mayor de las Antillas experimentó dos impactos directos: el huracán Oscar el 25 de octubre y Rafael el 5 de noviembre.

Oscar tocó tierra como un ciclón de categoría 1, pero afectó considerablemente las provincias orientales de Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo. A su paso, Oscar dejó graves inundaciones que provocaron la muerte de al menos nueve personas. La falta de electricidad en varias zonas del país dificultó las labores de comunicación y la implementación de alertas tempranas, lo que agravó los efectos del desastre.

En el caso de Rafael, este ingresó por la provincia de Artemisa, cerca de Playa Majana, alcanzando la categoría 3 en la escala Saffir-Simpson y registrando vientos sostenidos de hasta 185 km/h.

La devastación fue significativa, con inundaciones generalizadas, la destrucción de viviendas y un panorama de acceso dificultoso debido a los escombros y el lodo acumulado en las calles.

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