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Juana Bacallao vivió sus últimos años en el abandono del régimen de Cuba

La cantante no tenía dinero ni para cubrir sus necesidades básicas, recibió tratamiento deficiente, y fue sepultada en la más dura austeridad

Luego de su hospitalización el pasado 19 de febrero, y su posterior fallecimiento el 24, la situación de la cantante cubana Juana Bacallao salió a relucir por el marcado abandono en el que se encontraba en sus últimos años.

Y es que el abandono a la cantante por parte de las instituciones de gobierno fue denunciado por amigos y allegados a la misma, que afirmaron vivía sola a sus 98 años, sin ningún tipo de ayuda económica o pensión alguna.

A pesar de haber sido una de las cantantes más importantes de la Isla, y una de las figuras destacadas de la tradición cultural del país, con relevancia especial en la década de los 50 y habiéndose codeado con las más grandes estrellas de su tiempo, sus últimos años los vivió en precariedad.

Fue esta situación la que habría provocado su enfermedad y eventualmente su deceso, pues falleció a causa de un choque séptico por una infección no tratada, y al momento de ser hospitalizarla estaba deshidratada y con días sin comer.

Si la artista no tenía para cubrir sus necesidades básicas, menos tenía para costear antibióticos, especialmente considerando que se encuentran en escasez, y no solo son difíciles sino caros de encontrar en la Isla.

Pero la indiferencia del gobierno no cesó con su hospitalización, pues fueron instituciones cubanas quienes la dieron por muerta dos días antes de que realmente perdiera la batalla, sin preocuparse por verificar por cuenta propia, directo en el hospital, el estado de la intérprete.

La situación continuó hasta el final, con un funeral de lo más austero organizado por el Estado, en el que el único arreglo floral lo llevó el ministro de Cultura de Cuba, Alpidio Alonso, en un cajón sin forro, y con una funeraria vacía, a donde no acudieron ni los acostumbrados acarreados del gobierno.

Si bien las tristes imágenes de la despedida de la cantante causaron indignación tanto dentro como fuera de la Isla, nada pudo hacerse para evitar el desenlace en el que la cantante terminó en una tumba sin lápida, sin una placa para conmemorar su trayectoria y ni siquiera con su nombre puesto dignamente.

Su fama de antaño no evitó que Bacallao padeciera el mismo triste desenlace que muchas personas de la tercera edad en la Isla, abandonada a su suerte, sin recursos para sostenerse dignamente y fallecida en el olvido y la indiferencia, con un humilde ataúd y apenas algunas condolencias.

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